hexagonales, inermes; hojas verticiladas; corola de bello
color lilacino, con garganta amarillenta.
||–PRIETO. Cordia sp.
(?). Véase CARIACO, de que debe ser forma diminutiva.
*
CARIBE. Nombre dado a varios
peces de los géneros Serrasálmo y Pygocéntrus, que viven en los ríos de los Lla- nos
y Guayana, y de la América intertropical. Los primeros
son de cuerpo giboso,
delgado, comprimido; sus dientes son grandes,
triangulares, agudos, afilados, puestos en hilera en ambas mandíbulas y reforzados con otros análogos en
el paladar; escamas diminutas
con apéndices laterales; una aleta dorsal muy alta y puesta muy atrás, y otra
anal muy larga; una espina delante de
la dorsal y dos delante de la anal. Los del segundo
género carecen de dientes palatinos; su abdomen es afilado y dentado,
y están provistos
de agui- jones delante y detrás del ano. El S. caribe es de cuerpo oval, cubierto de escamillas blancas, con
visos plateados; cabeza truncada
delante; dientes inferiores mayores que
los superiores; lengua
gruesa y carnosa,
ojos grandes, negros; cola truncada, primera dorsal larga;
aletas dorsal y caudal verdosas; las demás, los opérculos y el vientre,
de un rojo amarillento. Habita el Orinoco, el Apure y los afluentes de estos ríos. El P. nigricans es pequeño y de hocico
puntia- gudo; color aceitunado oscuro con reflejos amarillentos. Habita asimismo en el Orinoco, en Apure y el Guárico.
–Estos peces, terribles por su
voracidad y sus tremendas
mordeduras, que la sangre
derramada parece en ellos pro- vocar, los mencionan casi todos los cronistas antiguos.–«El
nombre de este pez le vino de los Caribes
o Caníbales, co- medores
de carne humana.» (Cod., 211). D. t.
CARIBITO. Reff. Carv., 241, 244; Gilii, etcétera ||–COLORADO.
S. nette-
reri. Tiene la mandíbula inferior saliente y reforzada con un espeso
borde cartilaginoso. Cuerpo cubierto
de man- chas anaranjadas brillantes, abundantes hacia el vientre,
aletas y cola; agallas
salpicadas de rojo; lomo ceniciento-azu-
lado, con ligeros
visos aceitunados, y los espacios
intermedios de un blanco
perlado. D. t. CARIBE
PINTADO. ||–NEGRO.
Especie inofensiva y comestible. ||–PINCHE. S. irritans. ||–Adj.
aplica- do a todo lo concerniente a los caribes; por ej. Mar Caribe, Río Caribe,
raza caribe, lenguas caribes, ají caribe, como lo ha hecho Caulín (o. c., p. 327), nación cariba
(Gum., I, 124).
CARIBÉRA. Lugar poblado por indios Caribes.
CARIBÍTA. Adj. sustantivado que se aplica a una variedad de
yuca dulce, de tallo y pecíolos
rojos, hojas menudas con lóbulos anchos de 1 cm y senos
cerrados, y ángulos de los nervios laterales
casi rectos.
CARIBÍTO. Pygocentrus sp. Adj. sustantivado con que se designa
un pequeño pez fluvial inofensivo, de lomo ver- doso y vientre blanco con rayas rojizas.
*
CARICÁRE. Polyborus vulgaris. Ave rapaz diurna no- table por su librea.–«Parte superior de la cabeza, negra, susceptible de alzarse
como moño; espacio entre el pico, el ojo y las mejillas
desnudo, de bello color rojo; ojos amarillos;
pico azulado. Pies amarillo-oscuros. Garganta y costados
del cuello casi blanco;
parte superior listada
trasversalmente de pardo y de blanco; parte delantera del cuello y del pecho,
lis- tada igualmente al través de los mismos colores, pardo-oscuro
a extremo de la cola y sobre las cobijas superiores; los remos
blanquecinos listados
y punteados de pardo,
y terminados en negruzco.» (D’Orbigny, Aves de Cuba). Ésta es la descripción
del adulto. Vésele
con frecuencia en los caminos
y cerca de las casas, pues no es dañino para las aves de corral, y más bien se le considera útil en destruir
diferentes alimañas. Va casi siempre apareado. Canta echando hacia atrás la cabeza como
los
gallos. Hállase en todo el país, pues su área de disper- sión es muy extensa. La descripción de Codazzi parece re- ferirse a la especie vulgar, o al P. brasiliensis, excepto
en la primera parte de aquélla, que no es aplicable. Dice así: «Ca- ricari
(Falco
brasiliensis): es
pequeño, pero capaz de re- montarse
en el aire con gran rapidez y de caer sobre la presa con
la misma impetuosidad. Le sirven
de pasto los ratones, los reptiles,
los pajarillos y aun los insectos.
Vive solo y apa- reado, se mantiene sobre la cima de los árboles o de las casas, y rara
vez ataca los corrales en que están las aves
domésti- cas.» (Cod., 190). El Caricare de Guayana es, según Cherrie,
el P. cheriway, catalogado
por Ernst, de color variable en los lados de
la cara, en el pico
y en las patas. D. t. CARACARE. En car. karákara, en cum. karakari, en carinaco, según Cre- veaux, karakare; tupi karakará. Sin. DORODORO. ||–Protium sp. Especie
de árbol y la resina que
produce. Véase CARICA- RITO, abajo. ||–Son y cantar
populares.
* CARICÁRI. Polyborus vulgaris. CARICARE. Ref. Cod., 190.
CARICARÍTO. Bursera sp. Especie de árbol no
bien de- terminado, de madera blandísima. ||–Hedwigia balsamifera. Burseráceas. Árbol de hojas alternas, compuestas; flores polígamas, blancas, pequeñas, dispuestas en
panojas axila- res; cáliz aorzado, cuatrilobado; corola de 4 pétalos
iguales; estambres casi iguales,
mitad más cortos que los pétalos y
dobles en número; filamentos cortos, complanados. Ovario cuatrilocular; estilo muy corto,
estigma obtuso y cuatri- surcado; fruto drupáceo; semillas oleosas. El árbol exuda de su corteza una resina vulneraria.
CARIPATÚ. Chelys fimbriata. MATAMÁTA, abajo. Voz us. en
Cojedes.
*
CARÍTE. Cybium regale, C. caballa; Auxis
sp. Escóm-
bridos. Peces grandes, de buena carne, abundantes en el mar Caribe. El que de ordinario
venden en el mercado de Caracas
es de cuerpo casi redondo, largo como de una vara; lomo ce- niciento
oscuro, vientre plateado; entre la dorsal
y la cola hay unas 9 falsas aletillas, otras tantas entre la anal y la co- la, y otra más a cada lado de la raíz de ésta. Ref. Cod., 210.
||–Cadáver de un niño de pecho, cocido en salmuera y amo- jamado, a efecto de velarlo entre
festejos.–«Apenas comí me
dirigí al carite. – –Cuándo murió? –Antier; ésta es la ter-
cera noche del velorio;
mañana le enterramos; pero no se pre- ocupe usted,
que no está corrompido: acabamos de hervirlo en salmuera por segunda vez.» (Romero G., Peonía, p. 318).
Y más abajo: –«El cadáver parecía una ciruela pasa: estaba
negro por los dos cocimientos en salmuera que había sufrido,
y por una capa de polvo levantado de la sala en el torbellino
del zapateo y la escobilla.» (Ib., 320). Cf. VELORIO.
CARITEAR.
Pescar CARITES en la época en que estos pe- ces frecuentan sus sitios favoritos. Voz de pescadores.
–«Esta madrugadita estaba yo cariteando cuando me lo vide pasá.» (R. Gallegos, Los aventureros, 146).
CARITIVÁ. Helietta pleeana. Rutáceas. Árbol propio pa- ra la construcción civil. Suministra una madera compacta, pesada, astillosa, de grano fino y color amarillo claro u ocre. EE. Lara, Falcón y Zulia.–«Alcanza grandes
dimen- siones. Madera fina,
blanca como el marfil; pero se pone algo amarillenta con el tiempo.» (Fuenmayor, Mem. des- cript.). D. t.
CARITIVÁR o
CARITIVÁNO.
Sin. MARFIL.
*
CARNAÚBA. Copernicia cerifera. Palmera de 6 a 12 m
de alto, de copa redondeada y frondas de un verde azula- do. Sus hojas exudan por ambas caras una delgada
capa de
cera
amarillenta, y su fruto es comestible. Crece aislada o gregaria en la Guayana, el Brasil y la Argentina.
Madera de construcción
bastante sólida.
CARÍTO. Diminutivo
de Caro (q. v.). Geog.
CARO. Enterolobium cyclocarpum. Leguminosas. –«Ár- bol silvestre
muy corpulento que se eleva a veces como a 30 m de altura,
con un tronco recto y largo como de 8 a 10
m, y
de 11/2 a 2 de grueso.
Sus grandes y gruesas ramas cu- bren a menudo un espacio tal, que se han visto como 200 reses acostadas debajo de su sombra… El árbol crece
bas- tante pronto: el ganado vacuno apetece
mucho sus frutos, con los que engorda mucho, las
semillas son comestibles después de haberlas
puesto al rescoldo
durante algún tiem- po.»
(Ernst, Exp., 191). Madera elástica,
liviana y resis- tente, de fibras reticuladas;
poros numerosos, bastante grandes; la albura cede a la carcoma, el corazón
es mui du- radero. Crece
en Guayana y en los Llanos.
En la economía rural aprovéchase para la fabricación de bateas y artesas, y en las queseras
para botes y dornajos en que depositan
le- che y suero. Sinn. CARACARO,
HUESO DE PESCADO. D. t. CARO HEMBRA. Ref. Gros.,
I, 395: II, 372.
*
CARRÁO. Aramus (Ardea) scolopaceus. Ave zancuda
con el pico más largo que la cabeza;
fosa nasal lineal,
na- rices laterales, abiertas de parte a parte;
dedos del todo se- parados,
uña intermediaria entera, dilatada; alas
mediocres, en las que sobresale la 3ª remera;
cola mediana, rectilínea, con 12 timoneras. Cuello pardo rojizo, matizado de blanco; pico plomizo hacia la punta, rosado
en la base; tarsos azu- lados. Longitud, unos 70 cm. «Es de un color
castaño con pintas
menudas blancas
y va siempre apareado.
Su pico es largo y un poco encorvado; su canto agudo,
y de su sonido
se origina el nombre que lleva. Gritan mucho de noche y también cuando
vuelan; se mantienen
en los esteros de las llanuras,
nutriéndose de pescadillos y sabandijas.» (Cod., 202). Común en todo el Llano.
–«El carrao canta en coro, cuando en las llanuras
se aproximan las primeras
aguas para aislarse de nuevo a los primeros anuncios del buen tiempo.»
(A. Rojas, Un libro en prosa, 219).
–«Una banda de patos
carraos cruzó por el campamento, lanzando gritos destem- plados.» (Urbaneja. A., De cuando
era mozo). Carrao, en
el Bras. y Urug. ||–GRITAR MÁS QUE
UN CARRAO: gritar,
que- jarse de continuo. Alusión
al reiterado chillar
de esta ave, casi
toda la noche, en los marjales.
CARTÁN. Centrolobium robustum. Leguminosas. Árbol
de unos 25 m de alto, muy corpulento, inerme, de hojas imparipinadas, estipuladas, con hojuelas ovaloblongas, ca- si
coriáceas; flores amariposadas, en racimos terminales, ramificados, con brácteas
y bractéolas; 10 estambres mono- delfos;
vaina indehiscente, alada; semillas medio-arriñonadas,
separadas por dos tabiques transversales. Madera excelente,
cuya descripción detallada puede verse en Grosourdy
(Méd.
bot., II, 373) y Ernst (La Expos., 192). Es una de las mejores
maderas del país. Pittier
cree que la especie venezolana es el
C. paraense
y que el nombre
puede provenir del que le dan los macusis,
es decir; cartanye. Sin. BALAÚSTRE. Ref. Cod., 119.
CARUÁCHE. Thevetia neriifolia. Apocináceas. Arbolito
de
10 a 20 pies de alto, coposo y hojas simples, subsentadas,
lampiñas, coriáceas,
lanceolado-lineares, aguzadas por am- bos extremos; flores en racimos terminales
paucífloros; co- rola
grande, infundibuliforme, larga de 3
pulgadas, de un color amarillo azufrado; drupa bilocular, verde amarillen- ta, deprimida, subtrígona,
incompletamente dehiscente, con 4 ó 2 semillas lateralmente aladas. Habita en Guayana,
Alto Llano, etcétera. Es planta
venenosa, que suele culti- varse por sus flores olorosas, que recuerdan, según
Gro- sourdy (o. c., II, 367), el aroma de la Primula veris de Europa. Sin. RETAMA.
*
CARUÁTA. Fourcroya gigantea. COCUÍZA. –«Críase con
abundancia una especie de pita que los indios llaman carua- ta
y los españoles
cocuiza.» (Caul., I, 3). Voz chaima; en tam. karuatá, en cum. karúata. CAROÁTA es voz geográfica.
CARUPÁL. Árbol
de Cumaná que provee madera de construcción.
CARUTA.
Fruta del CARÚTO. D. t. Caruto.–«Porque
yo acabo de ver no hace mucho lo menos trescientas monas en un solo palo,
comiendo carutos.» (Cabrera
M., El refle- jo de los remansos azules!…)
*
CARÚTO. Genipa americana. Rubiáceas. Árbol copado, ramoso,
común en los Llanos
y en Guayana.
Hojas obovales, largas de
6 a 8 pulgadas, alampiñadas o
de
cara inferior pu- bescente; flores en
corimbos cortamente pedunculados, cá- liz trunco-ondeado o dentado, pedicelos tan largos como
el cáliz, corola pinchudo-tomentosa,
tubo cortamente exserto, antera exserta, estigma claviforme; baya oval-oblonga,
gris, comestible. Con el fruto tatuábanse
en negro los indígenas. En tam. karutú, lo mismo. Reff. Cod., 99; Gros.,
II, 391.
*
CASÁBE. Pan de YUCA, preparado hoy día lo mismo que lo hacían los indígenas en el tiempo
del descubrimiento de América. –«La otra es la yuca-amarga, que sólo se emplea en
hacer casabe.» (Cod.,
130). Precisa apenas
aducir auto- ridades para la
voz o detalles para el producto. Voz taína. Reff. Cas., V, 305; Ov., I, 268; Cast., N. Reino, 23; Ampíes,
Carta de relación, 1513; Martyr,
Acosta, Simón, etcétera. Decíase también
casabí (Casas) o cazabi (Oviedo). ||–Árbol
de construcción. Portuguesa.
CASABÍTO. Ipomoea sp. Planta voluble, de flores azules. Alto Llano.–«Tenía los cabellos despeinados y sueltos
sobre la espalda, y arrollado al cuerpo un
bejuco de cazabito flo- recido de azul.» (Cabrera M., Mimí, 59. Ver tamb. p. 104).
CASÍGUA. Maranta sp. CASÚPO. Us. en Cojedes.
* CASÍMBA.
Hoyo o
cavidad hecha en la orilla del mar o de los ríos para proporcionarse agua potable.
Voz de pesca, usada
también en Cuba, Perú, Brasil,
Chile, Buenos Aires.
–«En la costa del O.
y como en la medianía de ella, en una ensenada de
playa, hay una casimba o
pozo de agua dulce, donde se
puede hacer aguada.» (Codazzi, Geog.,
p. 593).
–«Los pescadores – –o se sirven del agua traída
de Margarita o de la costa de Cumaná, o hacen casimbas que dan agua sa- lobre.»
(Id., ib., 594). –«Crujían las garruchas de las cazim- bas.»
(Cabrera M., La guerra, 344). Raro en esta acepción de pozo artesiano. Véase Bachiller, Cuba primitiva, p. 240 y compárese más abajo la voz JAGÜÉI, usada en el Bajo Llano. Otra grafía es * cacimba (Caul., III, 29), aunque
con otra acep- ción. Pichardo
y Granada creen que es de origen
africano esta
voz, cuyas variantes
son ligeras en cuanto a forma y signifi-
cación. En el Perú Casimbas son
(como en el Alto Llano)
«unas excavaciones abiertas en el cauce mismo, lecho, ma- dre, álveo del
río»; en la Argentina cachimba es «pozo de
corta profundidad: ojo de agua, manantial» y añade Granada:
«En el Brasil dicen cacimba. En el Río de la Plata decían an- tes también cacimba, según escribe Cabrera: “En
el fondo del puerto (de Montevideo) hacen las embarcaciones su aguada,
para lo que hay cubiertas (abiertas, sin duda) varias
casimbas sobre la misma arena, a corta distancia
de la pla- ya, etcétera”». ||–En el interior
de Venezuela alfolí,
algorín, granero, troj, y también
desarenador del desagüe
de un es- tanque; acepción
naturalmente figurada en este sentido.
CASIRÁGUA. Nombre
con que se conocen roedores del género
Loncheres, familia de los Equímidos. Estos anima- litos tienen el aspecto
de las ratas, labio superior
hendido, molares grandes, pelaje
de un color amarillo rojizo
que ha servido de tipo para
designar la capa correspondiente en los caballos. Los CASIRAGUAS
están cubiertos, en la parte superior del cuerpo, de pelo suave o rígido, y en la cola, que es larga, de pelos y escamas;
sus patas son delgadas, las pos-
teriores con 5 dedos cortos, las anteriores con 4 bien desarro- llados y las uñas de los pulgares
cortísimas. Hay dos especies
en Venezuela, la L. cristata, y la L. armata. La primera es de
color pardo, más claro en los costados y amarillento en el vien-
tre; cabeza pardo-negruzca con una faja blanca de la frente al occipucio;
patas pardo-oscuras, cola tan larga como el cuer- po,
negruzca, con la punta blanca. Longitud del cuerpo, 30 cm sin incluir
la cola. «—¡Mira, tu lapa! exclamé muerto de risa:
un par de casiraguas coronaba el tronco—.» (Romero G., Peonía, 277).
Sin. ERIZO.
CASIRÁGUO, A. Color
amarillo sucio en las bestias.
Siraguo
(Calc., 428), grafía muy dudosa.
CASÚPO. Maranta casupo. Zingiberáceas. Planta
herbá- cea forrajera.–«En una hoja de casupo bebía
yo de aquella agua que
destemplaba los dientes con su frío peculiar.» (Romero G., Peonía, p. 21). Ref. Cod., 117. ||–Cucurucho de paja para empacar
botellas de cerveza,
etcétera. –«Una rueda se
formaba en derredor de los dos bailarines, ceñi- dos a la cintura
por un refajo
hecho de largas hojas de enea,
como
dos gigantescos “casupos”.» (Pocaterra, Tierra
del sol amada, 242). En francés, paillon.
CATÁBRE.
Véase CATÁURE.
CATÁCO. Pez pequeño de las costas de Cumaná.
Cuerpo comprimido, aletas ventrales debajo de las pectorales; lí- neas laterales recorridas por una hilera de escamas o uñas
puntiagudas. Longitud, cerca de 10
pulgadas. Hácense de él salazones.
CATACÓA. Amphisbaena sp. pl. Saurios de cuerpo
colu- briforme, sin esternón y con pelvis rudimentaria; cabeza pequeña y aguzada; cola obtusa y redondeada; dientes
có- nicos, implantados en el
borde interno de la mandíbula. Cabeza cubierta de placas en su parte anterior; cuerpo y cola anillados con verticilos
córneos cortados por líneas longitudinales en plieguecillos
cuadriláteros; del cuello a la
cloaca corren surcos
laterales; ojos pequeños cubiertos por la piel; lengua corta y gruesa,
sin vaina; 8 a 10 poros pre-
anales. Hay en Venezuela la A. fuliginosa, y quizá la A. alba.
La primera es parda amarilla por encima, amarillo pálido en los costados, blanco azulado por debajo; longitud 53
cm. La segunda es blanca
o blanquecina. Viven de ordina- rio en los nidos de los BACHACOS y COMEJENES, y esto y su conformación anatómica les
han valido los nombres
de CU- LEBRA BACHAQUERA, C. DE DOS CABEZAS o C. CIEGA que se
les da, y otras denominaciones indígenas
que significan
padre o abuelo de los bachacos (car.
kumakodóma, tam. kiauko-imo, cum. kiaueke-noto,
kal. kumaka-yumu. Entre los indígenas de Mérida tata-cuá, en el Ec. runavinci-ma- ma). Supónese
entre el vulgo
que son dobleandadores, que son venenosísimos, y por fin que son remedio soberano para hernias
y fracturas; y por tal motivo suelen verse en algunas
abacerías o boticas
cuerpos de estos reptiles conservados en bocales llenos
de aguardiente. No es lo de menos
el error de considerarlos como serpientes, cuando son propiamente
lagartos del todo inofensivos.
CATACÚNDA.
En la Cordillera es la
garrapata. Ref. Pic., 77.
CATARA. Líquido que resta después
de asentada y sepa-
rada la fécula de la yuca. –«Pudiera dar origen el trabajo de la yuca a la extracción del alcohol que se obtiene
por la fermentación de la catara, o sea del líquido o residuo pro- cedente de la decantación de la fécula, en la fabricación del almidón.»
H. Albornoz Lares (Margarita).
CATÁRA. Zumo
de la yuca amarga ligeramente cocido, al cual se le agregan,
para darle sabor picante, algunos
pi- mientos. –«Después de
cocido (el yare), es muy gustoso para condimento de muchos manjares,
y a éste llaman co- múnmente catara.»
(Caul., I, 4). Esta salsa es la teuaka de
los antiguos maipures,
que según Gilii consistía
en un «de- cotto denso de
peperone e di sugo de yuca». (Ensayo,
II, 85; III, 58). En chaima katora, en arecuna katsera.
Ref. Tauste, p. 159.
CATATÍ.
Árbol indeterminado de
Barquisimeto.
CATATÚ. Árbol indeterminado de Trujillo
y Mérida. Ma- dera
de un gris pardusco claro,
no muy compacta; peso re- gular, tejido y color homogéneos. D. t. CATATÍ.
*
CATÁURE. Cesto, canasto.
–«Cataure es un zesto en que meten su ajuar (los Indios).» (Relac. geog.,
III, 80).
–«Catauros, que son a manera
de zestas.» (Ov., II, 277). D. t. CATÁBRE. Del cum. katáuri; cal. catáoli, gal. katóli. La voz
se usa bastante
en el Oriente y se refiere de ordinario a un
cesto pequeño; pero Oviedo hace entender que también nombraban así grandes canastas
semejantes a los CATUMÁ- RES del Orinoco. El pasaje de Oviedo dice: «Lo enterraron al pié de un árbol en un cataure o cesta.»
(Hist., II, 289). Los guagibos llaman katulina al MAPIRE, que en
tal caso definen los misioneros Fernández y Bartolomé: «una clase
de este- ra en forma de canasto; funda de estera.» Es la misma voz
caribe desfigurada. Ref. Tauste,
Arte, pp.
92, 105.
CATEBÍA. Producto de la yuca rallada, exprimida, y des-
pojada así del jugo venenoso, tal como queda en el cebu- cán. Tal acepción
tiene en Guayana la voz, que es taína. D.
t. CATIBÍA. Reff. Cas.; catevía, Tauste, 106; Bachiller, 240.
||–Salza de yare. –«La cativia. Para separar del yare todo principio venenoso, se cuece hasta
reducirlo a la mitad de su volumen,
y vuelve á ponérsele
al fuego agregándole un poco de almidón de la misma yuca con la
sal correspon- diente, y luego que toma alguna
consistencia, se le deja re- posar
y enfriar, guardándolo embotellado para usarle.» (Díaz, I, 65). D. t.
CATIBÍA o CATIVÍA. Cf. CATARA.
CATIGÜÍRE. Anona manirote. (A. purpurea, según
Pi- ttier). MANIROTE, adelante. Ref. Cod., 100.
CATÚCHE.
Anona muricata. (A. marcgravii, según Pittier). GUANÁBANO.
Voz usada en
el Or., y
nombre de un riachuelo que
pasa por Caracas.
CATUMÁRE. Espuerta
o esportón de hojas de palmera, en que las indias del Orinoco llevan sus
pequeñuelos, o donde guardan los restos de sus cadáveres para inhumar- los.
Resérvanse también a otros usos, por ejemplo, para transportar provisiones, etcétera –«Colgado de la frente, en
sus espaldas, | descansa el catumare.»
(Gorrochotegui,
Aramare, V).
Voz mandavaca.
*
CAUCHÁL. Sitio poblado de
heveas, o plantación de esos árboles. Sin.
GOMAL.
* CAUCHÉRO. Recolector de goma elástica. Sin. GOMERO.
*
CÁUCHO. Hevea brasiliensis. Euforbiáceas. Árbol del Alto Orinoco
que produce la goma elástica. El género cons-
tituye árboles diversos
con ramas foliosas en el ápice,
cuyo tronco encierra un jugo
lechoso abundante. Tienen hojas alternas, ternadas, largamente pecioladas; hojuelas enterí-
simas, venosas, lampiñas, glandulosas en la base;
inflores- cencia arracimada; cimas con
flores terminales femeninas y las
demás masculinas; flores
sin pétalos; ovario trilocular, glanduloso, inserto
sobre la base de cáliz persistente; cápsula
grande, tricoca, con pericarpio fibroso
y una sola semilla. Especies
conocidas: H. benthamiana, H. minor, H. rigidifolia,
Micrandra heterophylla. La voz designa tanto al árbol como a
la goma de él extraída. Del tupi kau-uchú,
nombre del árbol.
||–Goma elástica. ||–Frazada impermeable, impregnada en
caucho, para
viajeros. Capa o gabán impermeable para res- guardarse de la lluvia.
En plural, zapatillas de caucho para precaverse de la humedad
ajustándolas sobre el calzado.
CAUDÉRO. Mimosa cabrero. Leguminosas. Árbol mediano de ramos cilíndricos,
lisos, armados de púas cortas
anchas en la base, teñidos
de un color gris oscuro
rojizo; hojas re- compuestas, paripinadas, con 7-8 (?) pares de pínulas, cada una con hasta 36 pares de hojuelas, largas de 1 a 2 líneas, rectas, de un verde claro; inflorescencia terminal apanojada;
flores blancas, aromáticas.
Crece en terrenos estériles de Lara, Falcón, Zulia. Sin. CUJÍ CABRERO, abajo.
CAUJÁRO. Llaman así varios árboles del género Cordia, fam. de las Asperifoliáceas, v. g. la C. alba y la C. dentata,
ambos de flores blanquecinas y
drupas pequeñas, elipsoi- deas, alabastrinas cuando maduras. Es elevado y corpulento
el primero, la mitad menos alto el segundo. Se usan como pec- torales sus
flores en la medicina popular y el fruto maduro
contiene un mucílago que reemplaza la goma arábiga
para pegar. D. t. CAUTARO. Ref. Cod., 108. ||–CANDELERO. Cordia
umbraculifera.
CAUJÁRO,A.
Concerniente al caujaro. ||VIRUELA CAUJARA: viruela discreta.
CAUJÁTE.
Planta trepadora del Bajo Llano,
cuyo tallo encierra agua potable.
CAURÉÑO, A. Procedente del río Caura. ||YUCA CAURE- ÑA: variedad de yuca dulce,
de pecíolos rojos,
cultivada en el E.
Anzoátegui.
CAUTÁRO. Cordia gerascanthus. CAUJARO, PARDILLO. Us. en Barcelona.
Geog.
CAYÁPA. Concierto de obreros o peones para ejecutar un trabajo particular sin recibir
por él salario, sino sólo la co- mida. –«Al amanecer
del día 3 se despertó y entraron
en ca- llapa a hacer las cargas.»
(Causa de A. L. Guzmán, I, 218).
«Estos indígenas se ayudaban mutuamente en sus conucos por medio de callapas (faginas),
y allí obsequiaban el ca- rato.» (D. Arreaza M., Nueva Barcelona). –«Cuando las necesidades
del cultivo hacían imprescindibles muchos brazos, otros indios ayudaban al que
demandaba auxilio, practicando colectivamente los deshierbos y recolección de maíces: en cuya especie
de convites, o callapas como
aún
se nombran esas reuniones, el dueño del sembrado estaba obligado a suministrar la alimentación.» (Salas, Tierra
Firme,
p. 181). Véase
otra cita en la poesía
De huelga, de José D. Tejera. Úsase la voz, cual se ve, lo mismo en el Oriente que en Occidente. Dicha voz significa peón en cumanagoto, aunque
sólo hallamos el plural kayapakom
en Ruiz Blanco. En un ex-
tracto que de Caulín
hace Borde en su Historia
de la Trinidad, 1876, pág. 45, menciónase el vocablo bajo la forma gayapo; y bien que no damos con esta cita en Caulín,
la acepción que Borde le da es exacta.
Ref. Gilii, II, 304. ||–Figuradamente, concierto de individuos para acometer o agraviar
a alguno.–
«Resolvieron
cobardemente sacrificarlo en callapa a tiros y a bayonetazos.» (Tosta G., La patria boba, 227).
* CAYAPEAR. Obrar de concierto varios contra
alguno o confabularse contra él.
*
CAYO. Peñasco
o isleta en el mar.–«Tal nombre
cayo se da en las Antillas a las islas bajas,
rocas o bancos de arena.» (Cod., 356). Ref. Bachiller, 241.
* CAYÚCO.
Botecillo para navegar una persona y
a lo su- mo cuatro, usado por los pescadores del litoral. Parece ser el kajak o bote groenlandés, universalmente conocido. –«Otros
se han echado al mar en sus cayucos
al encuentro de los ba- jeles.»
(R. Gallegos, Los aventureros, 136).
CAYÚDE. Anona palustris. MANIROTE, abajo. La forma cayure, que es la usada en Puerto
Rico, no se ha adoptado en Venezuela sino como nombre geográfico: los CAYURES, lugar a orillas del
río Aroa.
* CEBUCÁN.
Manga o tubo fabricado de CAMUÁRE, o
de cañas que puede ser estirado y estrechado en proporción,
a efecto de exprimir la yuca rallada para preparar el CASABE.
–«La caña-brava o lata, – –es utilísima para la construcción de casas,
y hacen de ella cestas,
sebucanes y manares,
especie de sacos y cedazos.» (Cod., 104: ver tamb. 131). –«Tienen una manga que llaman cibucam,
la media sílaba breve, hecha de empleita de palma, de braza y media o
poco más y ancha quanto quepa un brazo, la qual tiene un asa a cada cabo, de donde se puede colgar.» (Cas., V., 311). D. t. SEBUCAN. La antigua forma era cibucam;
o bien cibucan, como indican
Oviedo y Castellanos. Según esto, la buena ortografía
habrá de ser CEBUCÁN o ZEBUCÁN. Voz taína. ||–Baile
de cintas. Con los pasos de la danza combínase la urdimbre de muchas cin- tas colgadas
del vértice de una percha
mantenida vertical- mente, de suerte que el tejido
que resulta sobre la percha tiene la apariencia
de un CEBUCÁN. –«La indígena multitud circulaba por las calles
celebrando con danzas de cebucán al son de los carrizos
y libaciones de chicha fuerte,
la unión cristiana de sus
apotos.» (C. Peraza, Leyendas
del Caroní, 112). Voz us. en el Or. y Guayana.
CEBUCANEAR. Prensar y escurrir
en el cebucán la yu- ca ya rallada, para despojarla del jugo venenoso en su ma- yor parte. ||–Practicar una maniobra violenta
para obtener, en casos de distocia, la expulsión del feto. Consiste
en mantener extendido el cuerpo de la parturienta y ejercer así un masaje expulsivo sobre el vientre
de ella. Es práctica de las parteras criollas.
*
CÉIBA. Sendas especies de los géneros
Bombax y Erio- dendron (refundidos hoy en el antiguo Ceiba), familia de las Malváceas, tienen este nombre vulgar. Son árboles corpu- lentos de
rápido crecimiento, caracterizado por una colum-
na estaminal dividida en falanjes y por semillas
envueltas en una
pelusa abundante: tronco espinoso cuando joven.
El B.
ceyba (Ceiba pentandra) es de hojas alternas, largamente pecioladas; pedúnculos
axilares unífloros, cáliz tubulado, co- rola blanca,
fruto capsular. Este árbol gigantesco abunda des- de las regiones
más bajas del país hasta más arriba de 6.000 pies;
su madera es blanca, blandísima, liviana, pero bas- tante duradera
en el agua, por lo que fabrican de ella canoas.
Es la especie más conocida
de este género, que del otro y de la identificación botánica hablaremos adelante. Escribi-
mos céiba femenino (disílabo)
porque es la ortografía in- dicada
por los autores más antiguos (v. g. ceyba, Cas., IV, 31, V, 322; zeyba, Ov., I, 344; zeyua, Carv., 372): lo mismo
Castellanos, Acosta, Aguado,
Oviedo y Baños,
y escritores modernos como Baralt y Díaz (Hist. ant., 169), Colmeiro,
etcétera. Es el uso general
aceptado en Venezuela y seguido por Bello, en su poema América, si bien en la Silva escribe céibo: «Gime el ceibo anciano
| que a numerosa tropa | largo tiempo fatiga: | batido de cien hachas, se estremece,
| estalla al fin, y rinde el ancha copa.» Con esta grave autoridad pre- fieren decir céibo Ernst (La Exposición, 422), Picón Febres (Fidelia,
116) y Gorrochotegui (Aramare, VI);
y céibo escri- be el abate Hervás para traducir
el mexicano pochotl
(Catá- logo de las lenguas, I, 297). El hacer masculina la voz tiene a su favor la regla general de ser en español de este género los
nombres de árboles,
y se hace indispensable en voces deriva-
das o compuestas, como luego veremos. En la Argentina la gente educada escribe seíbo (masculino y trisílabo) marcan- do el acento
sobre la i. Dn. Rafael Obligado, que así lo hace en una de sus más bellas
poesías, se funda en que el ceibo de Buenos
Aires (Erythrina crista-galli) es un árbol distinto
del ceibo de los trópicos, que es el que arriba
hemos descrito; pero Dn. Daniel
Granada objeta con razón que en lo de es- cribir
el vocablo con s, conforme
a la pronunciación vulgar, militan las mismas razones
para las dos especies, de suerte que Azara escribe
céibo, junto con otros autores, y alguno
que
otro (como Velasco) séibo, pero ninguno seíbo. Casas,
con todo, acentúa ceíba (V,
322). CÉIBA es voz taína. Ref. Bachiller, Cuba primit., 242;
Cod., 98; etcétera ||–COLORADA. Bombacopsis
sp. Árbol de madera liviana, color gris, roji- zo,
claro, con pequeños
rasgos lineares esparcidos. Úsase para techar casas, labrando la madera en láminas cuadran- gulares. Lara. ||–DULCE.
Bombax sp. (Bombacopsis sp.) SAQUISAQUE, adelante.
*
CEIBAL. Grupo o sitio de céibas. –«Vamos a confundir- nos con el gañán,
a bailar joropo en desenfrenado zapateo con la trigueña rosada, a cuya creación
asistió mucha canela,
mucho perfume de ceibal florido y mucha sangre
de peonías.» (M. Picón-Salas,
Las
nuevas corrientes del arte).
CEIBÍTA. Dim. de CEIBA. Geog. ||–Aplícase a una raza de
YUCA amarga,
de porte pequeño, tallo verde y pecíolos oblicuos, blanquecinos.
* CEIBO. Ver CÉIBA, arriba ||En el Táchira es el BUCARE q. v.
*
CÉIBO JABILLO. Eriodendron
anfractuosum (Ceiba pentandra). Malváceas. Árbol que se alza a 60 pies y más de altura,
con brazos horizontales; hojas quinquefoliadas,
alternas; flores precoces; 5 estambres con anteras anfrac- tuosas; cápsula ovoidea
o semiglobosa con muchas semi- llas velludas. Florece
y fructifica en la sequía
y despójase entonces
el árbol de sus hojas. Crece en toda la tierra cálida.
Madera blanda, liviana (peso esp. 0,25), propia sólo para bateas, canoas y
objetos en contacto con el agua. Tronco espi-
noso, reforzado
en la base por alas laminares o estribos,
de más de 2 pies de ancho. La semejanza con el tronco del JABILLO ha
valido a esta CÉIBA su denominación vulgar. A pesar de la di- ferencia macroscópica, bien establecida por
el vulgo entre
la
CÉIBA y el CÉIBO JABILLO, los botanistas modernos opinan por refundirlas en una sola especie. Hacia 1585 se
las describía así: «Ay otros
árboles en este valle (de
Caracas) muy gran- des que se llaman zeyuas unas espinosas y otras no de que los naturales
hazen canoas que son sus barcos.» (Relac. geog., III, 84). –«Ay unos árboles grandes que se
llaman zeivas di- ferentes de las dichas en el capítulo veynte y dos estas dan una fruta a manera de habas con que se purgan bien con ellas, ay otro género de havillas en esta tierra.» (Ib., pág. 86). Un reli- gioso que mucho después viajó a lo largo del Apure escribe
esto: «Ay en los llanos dos diferencias de zeyuas arboles muy empinados como
explayados en sus ramas
el uno y otro, la una espinosa y la otra muy lissa,
y de ambas al corte de ha- cha,
cuchillo o machete sale
una espadaña de leche
confor- me al corte: la leche de la una seyua es un veneno mortifero, y la de la otra seyua es comestible, como yo ui comerla a un español mesclada con miel de abejas.»
(Carv., 372). Léase ahora una nota que ha tenido la bondad
de comunicarme el Dr. H. Pittier.–«Encuentro que este nombre
(el de céiba) se aplica siempre a la Ceiba pentandra
Gaertn. (=Eriodendron anfractuosum) árbol gigante caracterizado por sus flores
de cinco estambres. El vulgo bien distingue las dos o tres es- pecies de Bombax, y los designa con nombres propios, y asi- mismo a los Bombacopsis (=saqui-saquí).» Ref. Gros., II, 375.
* CEIBÓN. Aumentativo (masculino) de CÉIBA.
CEIBÓTE. Aumentativo (masculino y despectivo) de CÉIBA. Geog.
*
CIGUATÉRA. Designábase con tal nombre
en las Antillas españolas y en las costas de Venezuela
el envenenamiento causado por el pescado en ciertas épocas
y proveniente de ciertas especies,
como el jurel y
la picuda. «Los síntomas
de
este envenenamiento, dice el naturalista Plée, consisten
en un temblor general, náuseas, vómitos, y dolores muy agudos particularmente
en los brazos y las manos, suce- diéndose a veces estos síntomas con tal rapidez,
que sería sumamente difícil determinar de una manera
exacta los di- versos
períodos de la afección morbífica.» La causa del mal no está bien averiguada. Cuanto a los medios preventivos,
son del todo empíricos. Consisten en salar la carne
del pez antes con antes.
Éste se considera nocivo
si al cortarlo des- tila
un agua blanquizca o saniosa. En cuanto a la epizootia,
atribuíanla al MANZANILLO (Hippomane mancinella).
*
CIGUÁTO, A. Pálido, anémico.
Us. en Cumaná. Mas la primitiva acepción debe haber sido la de un individuo
afec- tado de ciguatera. La voz fue de antiguo
conocida en la costa del Pacífico.
Véase Cobo, Historia, II, 136.
* CIMARRÓN,
A. Bravío,
montaraz, salvaje, hablando de animales. Silvestre, hablando de plantas. Dice Armas (Leng. criollo, p. 22) que
«es nombre que daban en los barcos a los
marineros haraganes.» Véase: Bachiller, Cuba prim., p. 246. Voz muy antigua en Venezuela, ya usada por Garcilaso, Alcedo y otros autores, lo que indica que fue adoptada
tem- prano en toda la América
española. He aquí una cita reco-
gida por Granada (Vocab. riopl., p.
388). «En las Indias Occidentales, en las islas de Santo Domingo,
Cuba, Puerto Rico, Tierra Firme y Nueva España,
es notable la multitud de toros y vacas silvestres que la tierra
produce, y la forma
que se tiene de montearlas; llámanse por común nombre estos toros y vacas, cimarrones, y aun es nombre común en las Indias de todos los animales
silvestres.» (Gonzalo Argote de Molina, Discurso sobre el libro de montería
del rey Don Alonso). Parece
en todo caso voz de origen africano.
Sólo en nombres de plantas
entra como calificativo insepa-
rable
cuando se opone una especie silvestre a otra doméstica o cultivada; v. g.
ANÍS CIMARRÓN (Buddleia
sp.), GUANÁ- BANO CIMARRÓN
(Anona sp.).
CIMARRONÉRA.
Conjunto de ganado alzado y
vuelto montaraz en sitios
apartados y fragosos. –«Sus obligacio- nes ordinarias (las del
llanero) son – –sacar de las cima- rroneras
las reses alzadas
para reunirlas al rebaño.» (Díaz, II, 24). La reglamentación de las CIMARRONERAS es asunto de las leyes «de llano»,
incluidas en las de policía
rural.
CIPA.
Lodo, fango, cieno, légamo. Cf. PICHAQUE. Ref. Pic., 81;
Med., 40 (2ª ed.).
CIPÉRO. Poso, heces,
asiento, bagazo.–«Ponía en el suelo, sujetándola con una piedra, la totuma llena de café donde
flotaba el cipero, defecto
que él le echaba en cara, y que ella atribuía, para disculparse, a la falta de un buen colador
de bayeta.» (Cabrera M., La guerra, 123). Us. en el Guárico. (Café con PULGAS dicen festivamente las
cocineras en este caso; y por consiguiente
es de buen gusto DESPULGARLO an- tes de servirlo).
||–Multitud de cosas o seres animados; v. g. Un cipero de gente. Us. en Occ.
CIPÓTE. Arma de indios mencionada por Oviedo. En Coro suele usarse como sustantivo en la significación de mochete (escarpia de madera en forma de botón), sin duda por la fi- gura
de ese objeto; pero
en otros lugares de Venezuela, por un exceso de eufemismo, tienden a considerar
el vocablo co- mo
indecente. Hase adjetivado la voz en Venezuela,
y hoy significa zonzo, zote,
bobo, como en Col.–«Pero malas pa- labras
las que cruzan los cocheros
de pescante a pescante
y los choferes detenidos… –Vos no sabéis
cuál es tu dere- cha, sipote! –Mire, cuñao,
coja lo que le den…
–Eso es pa
que se lo estreguéis en la jeta.»
(Pocaterra, Tierra del sol amada,
p. 235). En azteca chipoctli
es tumor, pelota; y
chi-
puxtli, en pipil, es bolillo
para cazar (Gagini). Veamos ahora las
diferentes acepciones de chipote en
Centroamérica, se- gún Gagini.
En algunos lugares,
flecha para cazar pájaros
compuesta de una caña con una pelota de cera en el extremo.
En Nicaragua era una especie de cachiporra, usada por los indios (Gagini). En Talamanca, Costa Rica, una flecha en forma de porra (compárese mapote, adelante). En Guate- mala, golpe dado a los niños con la palma de la mano en el dorso de las suyas (Batres Jáuregui).
En Honduras lo mismo, y también flecha, papirote, bolita de cuajada para quesos. En El
Salvador, juego llamado también pan
caliente (Barbe- rena), llamado acá en Venezuela
cambures
por los niños; y allá como en Guatemala tiene dos
variantes: cipote, mu- chacho, sobre todo el de cabeza grande, y chipuzte, pelotilla de cera u otra sustancia, principalmente cuando se usa como proyectil
(Gagini). Añádase que según el mismo autor chi- bola
significa en Costa Rica bola o esfera en que remata al-
guna cosa (v. g. cuando
se dice: El bastón tiene una chibola de plomo),
y por metáfora,
chichón; y que en toda Centroamérica denota bolita,
por lo que en El Salvador llaman chibolas
a las botellas de refrescos tapadas con una esferilla de vidrio. Parece pues improbable buscar el origen de esta voz en el italiano y
el vascuence, y la de cipote en el
arábigo, y no tener las dos como afines entre
sí y americanas.
* CÓA. Palo
fuerte, herrado o no, destinado a abrir o aho-
yar
o sembrar la tierra de plantío.
«Limpio el terreno,
al ve- nir las primeras
lluvias de abril y octubre,
con el auxilio de barretones de madera llamados
coas, y llevando
en la cin- tura un canasto o mapire para conducir la semilla,
proce- dían a sembrarla.» (Salas, Tierra Firme, 181). CÓA es voz cumanagota: en calina koyere; ambas designan el objeto
arriba descrito.
Hay que recordar,
sin embargo, que los an- tiguos
aztecas tenían una especie de azada o pico, a la que daban el mismo nombre que a la serpiente, es decir, coatl. Ref.
Bachiller, Cuba prim., 248. ||–A
menudo se toma la voz por la siembra
misma, v. g. Buena cóa se ha dado aquí. La cóa de verano será mala. La cóa de invierno
se perdió.
*
COÁITA. Ateles paniscus.
Mono platirrino de cuerpo cenceño, miembros
largos y delgados, cara y orejas lampi- ñas, desprovisto de abazones; pelaje
áspero, erizado sobre la
frente. Color negro azabache, rojizo
en la cara; piel os- cura,
palmas de las manos y plantas de los pies, negras; ojos castaños. Mide 125 cm de largo (incluida la cola, que es más de la mitad), altura hasta los hombros 40 cm. Es dó- cil
y apacible. Mora en la ribera izquierda de Rionegro, donde es raro. Del tupi cuati, cuatim,
coatá, lo mismo.
COBALÓNGA. Fruta de sabor picante
y aromático, pro- veniente de varias laurinéas de
Occidente y la Cordillera,
v. g. la Ocotea Pichurim. Los arrieros y traficantes suelen llevar consigo una de esas nueces, cuya raspadura toman con agua
cuando enferman del estómago. D. t.
COBALOMBA. Ver PUCHERÍ.
COCA. Cicada grossa. –«Cigarra grande de canto muy pro- nunciado.» (Gorrochotegui). Hállase
en Aragua, Guárico, etcétera
«La virgen espesura, | donde cantan las cocas mis- teriosas.» (Id., Aramare, VII). –«El canto de las chicharras ba- jo los mustios cujizales
y a la sombra de los samanes y de los florecidos
quiebrahachos, era más vibrante que
nunca y en la sinfonía de contraltos de cocas, se alzaba sostenida y can- tante,
la nota sobreaguda y ensordecedora de los gurrufili- nes, borrachos de savia y
repletos de viento.» (Cabrera M., Mimí, 154).
*
CÓCA. Erythroxylon coca. Planta medicinal. Voz pe- ruana tomada del aymará ccoca.
La especie indetermina- da de Cumaná y Maturín, que produce cocaína, se llama HAYO, como otras especies de Erythroxylum del país.
* COCÁDA.
«Dulce que se hace de la médula del coco,
rallada y en pastillas.» (Alcedo,
Dicc., sub voce). Especie de turrón de azúcar moreno y coco, muy popular. U.
t. en Méx. Col, Perú y Chile.
*
COCÁL. Cocotal, plantación de cocoteros. «Llamamos coco tanto el árbol como el
fruto, y al conjunto de árbo- les, cocal.» (Díaz,
I, 222). –«Apenas
el rumor de cocales,
el batir de las aguas.» (Pocaterra, Tierra del sol amada, 199). U. t. en
Cuba.
*
COCO. Ibis sp. pl. Ardéidas. Nombre dado a varias
es- pecies de ibis. El ibis colorado
(I. rubra) es de un plumaje escarlata brillante, excepto en
las puntas de las remeras, donde es de un negro
azulado; partes desnudas
de la cabe- za, pico y pies de un laca pálido. Largo, 61 cm. El ibis blanco (I. alba) muestra un plumaje
blanco, a excepción
de las primarias externas (de la 3ª a la 5ª) que en su punta son de un negro intenso
con irisaciones azules
y verdes; lo des- nudo
de la cabeza es rojo, anaranjado, claro; el pico, lo mismo, pero oscuro hacia el extremo; iris azul; patas y de- dos
más pálidos que el pico; uñas pardas. Habita en los Llanos. Voz también
usada en Cuba. ||– Suelen designarse
con tal nombre varios
escarabajos, especialmente aquellos insectos del orden de los coleópteros que por la forma de su cuerpo
y élitros afectan una traza más o menos elipsoidea.
–«A cierto género
de insectos se les da también el nombre
de cocos.» (Med., 41). Ver ASERRADOR, COCODRILO,
CONGORROCHO (en parte). ||–Cocos nucifera. COCOTERO.
–«Estas palmas o cocos dan un fruto
que también se llama coco, de que suelen hacer vasos para beber, y algunos
dicen, que tienen
virtud contra la ponzoña,
y para mal de hijada.» (Ac., IV, 26). A pesar
de la anfibología de la voz en esta acepción, es de mayor uso que COCOTERO.
Voz de origen oriental: la etimología indicada por Oviedo
(Sum., I, XV) y Covarrubias, de que participan Armas y Calcaño, es bas- tante arbitraria y pueril.
||–Fruto del cocotero.
Refiriéndose Blaew a los cocoteros de las islas Maldivas, dice: –«Nullas
hic reperies merces, praeter nuces indicas cocos dictas.» (Cita de Gumilla, I, 153). ||–Vaso
hecho de la cáscara inte- rior del coco.–«Se servían de estos cocos, que así los llama- ban, para beber el saludable
chorote.» (Díaz, I, 226). –«En seguida
llegó el espumante chocolate, alzando nubes de humo en el plateado coco, que
ostentaba sus filigranas y labores arrellanado en el rodete hecho de delgadísimo be- juco.» (Picón F., Fidelia, 225). ||–DE MONO. Lecythis sp. pl. Árboles elevados,
que crecen en los Llanos y Guayana, así llamados
por la estructura de su fruto, que es elipsoideo y se abre a merced
de una tapa u opérculo
situado en uno de sus polos.
Los monos, a lo que dicen,
abren con destreza el fru- to
para comerse las almendras que
contiene, nada desagra-
dables; pero la
gente de los campos no
come estas semillas porque tiene la preocupación de que producen
la alopecia o caída del pelo. Hay en Venezuela la L. ollaria y la L. lon- gifolia. Las especies del Alto Llano parecen pertenecer más bien
al género Eschwéilera. Sinn. OLLA DE MONO, OLLITA DE MONO, OLLATO. ||–PEDORRO. Zophobas morio. Escara- bajo negro,
que exhala un olor desagradable. Es de hábitos nocturnos. ||–CAERSE DE
UN COCO. En la jerigonza cara- queña es fracasar de súbito,
inesperadamente. –«Dispensen
ustedes la palabra, que al usar otra mejor se caería de un coco la verdad histórica.» (R. Bolívar, Cuentos chicos,
I, 24).
COCORÓTE. Ave de las montañas de Aragua, casi del por- te de una paloma, de color verdoso, cuyo nombre es remedo de su canto. Una creencia popular mira esta ave como ago- rera; y así tienen como proverbio
lo que, al tenor de una con-
seja, observa
el indígena a su misionero
o cura, cuando
éste lo disuade
de tal superstición. «Cocorote canta, indio se muere;
| no lo creo, padre, pero sucede.»
Geog.
*
COCOTÉRO. Árbol de coco. –«A la mitad del camino
divisamos en la margen venezolana, un pequeño paraje, sembrado de cocoteros.» (E. Toro, Por las selvas de Gua-
yana, 96). Poco usado en el habla vulgar.
*
COCÚI. Agave sp. pl.
Amarilidáceas. Planta vivaz, de ta- llo
corto y semileñoso, hojas radicales y luego caulinares,
rectas, sentadas, lanceoladas; bohordo
central derecho, alto de 15 a 20 pies, en cuya cima está la inflorescencia apano- jada a modo de un gran tirso. Crece en los cerros áridos
y pedregosos del E. Lara. La A. humboldtiana y la A. lurida
son especies principales del país. D.
t. CUCÚI, forma conser- vada por el vulgo. –«Cucui, de que se saca una Mistela muy medicinal,
en la misma Jurisdicción (de Carora).» (Cisn.,
53).
–«Cerros estériles, calizos, con su greña pobre de carra-
cas, de cucuyes como rosetones de cera, y de cujíes de ex- tendida ramazón» (Urbaneja A., El alma de la raza). Codazzi (pp. 96, 437) usa
ambas formas. Cf. Bachiller,
Cuba
primi- tiva, 250. Geog. ||–Alcohol extraído del rizoma
de la agave, asado,
exprimido, fermentado y destilado. Es el licor
que en México llaman
mezcal. –«Lucían sus brillantísimos co- lores la
esmeralda del ajenjo, el topacio del cocuy, el
en- cendido ópalo de la mistela, el diamante del anisado y el rubí de los amargos.» (Picón F., Fidelia, 135). D. t. CUCÚI, que es la forma primitiva.
*
COCUÍZA. Especies de
Fourcróya, fam. de las Amarili- dáceas, de cuyas hojas, semejantes a
las de la agave, se ex- trae la
fibra textil llamada también COCUIZA.
Se conocen varias especies, por ejemplo F. gigantea, F. cubensis, F. vivi-
para, F. geminispina (esta última de Barquisimeto). La CO- CUIZA se manufactura en una
gran parte del país,
en razón de su gran utilidad, y
de aquí
los muchos nombres geográficos que ha originado. –«Cuando
apaleaban los esclavos era
so- metida su piel a la
acción del zumo de
cocuiza; éste le
pro- ducía efecto adormecedor
en los dolores y le restablecía rápidamente la circulación de la sangre.»)
(D. Mendoza, El llanero, p. 73). –«Desde la rojiza falda, sembrada de cocuizas
y magueyes de El Calvario,
Julián las divisaba»
(J. Rosales, Bajo el cielo dorado, 16). D. t. CUCUÍZA, forma vulgar y pri-
mitiva: cucuyza (Carv., 156).
||–CHAPARRA. Fourcroya
foetida. Planta de cocuiza
desprovista de espinas marginales, que
suele cultivarse en el Guárico y en las montañas de clima templado del E. Lara.
COCUIZO, A. Se aplica a la caballería que tiene el color
amarillento de la fibra de la cocuiza.
–«Estaba un esclavo
listo esperándolo, teniendo por las bridas un elegante ca- ballo de color cocuizo.» (Tosta G., El 19 de abril, 79).
COCURÍTO. Maximiliana regia. CUCURÍTO.
Ref. Cod., 116.
*
COCÚYO. Insecto luminoso
del orden de los escaraba- jos. El Pyrophorus
noctilucus, de
la fam. de los Elatéridos, es de cuerpo alargado; tórax
abultado a modo de vesícula;
frente truncada o redondeada, con un grueso reborde en su
parte anterior, pero sin trasversal; las antenas suelen ser aserradas, con
dientes desde la 4ª articulación, ojos muy grandes; escudo collar trasversal
casi siempre abovedado en forma de cojín y prolongado en los bordes posteriores en
punta espinosa; junto a cada ángulo
posterior de dicho escu-
do hay una mancha circular de color de cera amarilla; patas
comprimidas, filiformes, cubiertas de pelo en su parte infe- rior. Sus larvas viven bajo la corteza de los árboles.
La luz que emana
de las manchas circulares durante
el reposo es verdosa, mientras que en volando
el insecto se nota otra luz rojiza, proveniente de un punto
cubierto por el metatórax y colocado en el lado ventral del 1er. segmento abdominal. El Aspisoma ignitum, de la fam. de los Lampíridos, semejante a la luciérnaga de Europa, es común en los Llanos, donde se le
llama también COCÚYO. –«Flor
de luz, el cocuyo pere- grino | irradia
en la espesura.» (Lazo M., Silva criolla). D.
t. COCÚYO y COCÚI. (Cod., 225). Voz taína en ambas
formas, y chaima en la de CUCÚI; en cumanagoto kukúiu significa véspero, estrella
de la tarde. Reff. Cas., V, 250; Ov., I, 460; Góm.,
etcétera ||–DE CAÑA. Pyrophorus pellucidus. –«Su
co- lor es un negro parduzco, y de noche produce el efecto de dos luzes no muy vivas que le salen de la cabeza: cuando vuela se le ve en medio del vientre
una pequeña lista color
de fuego.» (Cod., 225). No es tan
grande como el COCUYO DE MONTAÑA y carece de protuberancia en la frente. Se le en- cuentra en las plantaciones de caña de azúcar,
y de aquí su nombre. D.
t. COCÚI DE CAÑA (Cod., ib).
||–DE CÉIBA. Dynastes elephas, y
otras especies. Cf. COCO, COCODRILO. ||–DE MON- TAÑA. Golofa porterii. –«Se encuentra en los bosques y precisamente en los
árboles más elevados. Tiene cuatro alas, las dos primeras más gruesas; el color general
de es- te insecto es verde claro atornasolado y notable su cabeza por la protuberancia que de ella sale como una prolongación
de la frente. Los hay de más de 2 pulgadas
de largo y su ca- beza despide una luz tan viva, que con dos de estos insectos
se podría leer en la oscuridad.» (Cod., 225). Cf. ASERRADOR,
D. t. COCÚI DE MONTAÑA (Cod., ib).
COCHÁNO. Pepita
de oro nativo. –«Allí donde el oro asomaba sus cochanos codiciados.» (C. Peraza, Los pira- tas de la sabana, 152). Si esta voz tiene que ver con el vo- cablo cocha, que designa ciertos estanques artificiales o depósitos de agua de Tarapacá, usados, según creo, en el laboreo de minas, hay que advertir que la tal voz cocha es tenida como española por Salvá, aunque
Terreros la consi- deraba ya como voz de
Indias.
COCHICÁTO.
Sparus aurata. CACHICÁCO, arriba.
Ignoro si ambas voces están en uso en Venezuela.
COCHÓCHO. Pediculus vestimenti. Us. en la Cord. (la voz).
CÓCHORA. Véase CHÓCORA, abajo. Sin. de CÓITORA
(?).
CODÚA.
Plotus
anhinga. COTÚA, abajo.
CÓFIO. Mono nocturno, de pelaje blanco, uñas muy gran- des y cola larga. Habita en Rionegro (Montolieu). Voz acaso
de origen portugués.
* CÓITORA.
Rallus chiricote. COTARA,
CHIRICÓA, abajo. Voz us.
en Or. y Guayana.
COJÓBA. Piptadenia niopo (P.
peregrina, según Pittier). YOPO. Voz usada en Barquisimeto, donde es también nombre geográfico. (Las Cojobas, lugar al mediodía de aquella ciu- dad). Casas tiene la voz cohoba como haitiana, refiriéndose a ciertas ceremonias, y a los polvos que en ellas fumaban
los indios antillanos. En efecto, cohiba
(cohoba según Mar- tyr, cogiola según Pane) significa en taíno tabaco. El YOPO
es usado de un modo parecido en Tierra Firme, y quizá de
esta
semejanza vino el adoptar la voz taína. Ref. Bachiller, 250.
*
CÓLA. «En la
costa de la mar,
entre las haciendas de ca-
cao, se da un árbol que llaman cola; echa una vaina o ma- zorca
grande, y dentro de ella
un grano sólido mayor
que el de cacao, la
que es muy refrigerante para el hígado, echado en el agua de beber.»
(Cisn., Geog., 23). La obra de Cisneros
fue publicada en 1764.
*
COLIBRÍ. Troquílidos de pico
corvo, de que hay mu- chas especies, pertenecientes a los géneros Chrysolampis,
Phaetornis, Polytmus, Topaza, etcétera. El COLIBRÍ topacio corresponde al Ch. moschitus,
a la T. pira y a la T. pella,
és- ta con dos plumas
largas que sobresalen en la cola. Ref. Cod.,
195. Pájaro-mosca llaman también estas primorosas
y diminutas aves. Cf. TUCUSITO, abajo.
*
COMEJÉN. Insectos
seudoneurópteros, de la
fam. de los Termítidos, pertenecientes a los géneros Termes y Calo- termes, y caracterizados por los ojuelos, los nervios del bor- de de las alas y la falta de lóbulos pegajosos entre las garras.
Hay muchas especies en Venezuela:
T. morio, T. ater, T. tes- taceus,
T. grandis, T. dirus; C. castaneus, etcétera. La primera
es la más común, y su género el más numeroso.
Anidan en sociedades organizadas, cuáles en la madera y
árboles, co- mo el T. destructor (C. DE PALO), cuáles en la tierra,
como el
T. fatale (C. DE TIERRA), siendo bien
conocidos los estragos que
hacen en el papel, ropas y otras sustancias vegetales. Sus vastas construcciones
se llaman igualmente COMEJÉN.
–«El tal Comejen es
un terrón, que a modo de panal de col-
mena forman unas hormiguillas que viven dentro de él, y ni bien es de tierra, ni de cera, ni se sabe de que es.» (Gum., I, 165; 2ª ed). –Voz taína, de que son formas antiguas comi-
xen (Cas., I, 412), comijen
(Cast., Bustos oct., 34). Acaso la verdadera ortografía de Castellanos es comexen.
* COMEJENÉRA. Sociedad o grupo de personas
activas y peligrosas en cualquier respecto. Voz familiar.
La Academia, así como algunos
escritores venezolanos, escriben, no
sabe- mos por qué, comejonera (Dicc., 13ª ed). —«Estos símiles
– –son
apropiados al tratarse de la peligrosa comejonera q. se
llama Partido Liberal.» (Tosta G., El complot de marzo,
190). Ref. Calc., Nº
738.
COMOJÓN. Opuntia sp. Especie de nopal de 1 a 2 m de alto, con tallo articulado, erguido,
divaricado; artículos chatos aovados o redondeados, gruesos, de un verde oscu-
ro, aréolas pequeñas, subtomentosas; espinas 4-5, largas, desiguales, divergentes, torcidas,
una de las cuales es cen-
tral, perpendicular y larga de 5 cm; fruto
apeonzado o sub- globoso, anchamente umblicado, con marcas areoliformes regularmente dispuestas,
cárdeno, largo de 3,5 cm., lleno de una papilla de color rojo de anilina con muchas semillas
reniformes. Estado Lara. –«Esta fructa y aun el cardo en que nasze,
se llama comoho en la provincia de
Venezuela, e es mondandola como una mora: tiene buen sabor, e en aquella
tierra los indios hazen vino desta
fructa, destas tunas; pero comoho es
mas sabroso mucho que las tunas.» (Ov., I, 315).
V. tamb. II, 331. –«Sustento de los naturales es – –datos
e pi-
ta haias y breuas y tunas que por otro nombre llaman como-
chos.» (Descripción de la ciudad del Tocuyo, en 1579).
* CONDÓR. Sarcorhamphus gryphus. GAVILUCHO.
Nú- ñez Cáceres escribe CONDÓRO, licencia poética sin duda.
La correcta acentuación sería cóndor. Del quichua kúntur, lo
mismo. Voz literaria en Venezuela.
||–Moneda de oro co- lombiana que vale 50 francos. Alusión a la figura del cóndor
grabada en ella. El valor en Venezuela se fijó el 11 de se- tiembre
de 1865.
CÓNGO.
Cerdo de pequeña talla y
propenso a engordar hasta impedirle andar la obesidad. Esta raza particular debe de
proceder del África, a juzgar por su nombre.
CONGORROCHO.
Insectos quilognatos pertenecientes a varios
géneros y familias,
por ej. Iulus, Spiróbolus, Spiro- treptus, Polydesmus, que tienen la
peculiaridad de arrollarse
en espiral cuando se les toca. Así el Spirot. surinamensis y el
P. glabrata. Estos insectos tienen dos pares de patas en cada segmento, y los Polydesmi además placas dorsales ensan- chadas lateralmente, como alero o barda de una pared,
en ca- da anillo.
Son de color pardo, negro
o amarillo. Habitan
en casas y campos
y ordinariamente salen de noche a cazar. D. t. CONGOLOCHO (Cod.,
234). Sinn. CHUBÍSCO, ROSQUILLA. ||–En el Guárico se toma esta voz por un escarabajo cualquiera.
–«No tiene más enemigos el cocotero
que el congorrocho, y eso en proporción escasa.» Pedro Cedeño (Cumaná).
CONÓPIO. Renealmia sylvestris. Zingiberáceas. Planta her- bácea cuyo fruto contiene en el pericarpio una sustancia co- lorante
morada que usan para teñir el algodón. Del ch. konopo lluvia. D. t. CONOPIA. (Pompa, Nº 141). V. ISTÚ, adelante.
CONÓRO. Distintivo aplicado
a una especie de pargo de cuerpo largo y delgado;
mandíbula inferior saliente, dientes
pequeños, separados entre sí, sobre el borde
de los labios, abdominales debajo de las pectorales, cola homocerca. Color rojizo; iris y aletas bermejos. Longitud ca. 19 pulga- das. La Guaira.
*CONÓTO. Ostinops decumanus (=Cassicus
cristatus). Ictéridos. Pájaro
dentirrostro de un negro brillante, excep- to las 5
timoneras exteriores de cada lado,
que son amari- llas, y las plumas de la rabadilla y cobijas de la cola, que
son
de un castaño vivo; lleva en el centro de la coronilla un penacho angosto
y prolongado en forma de moño. Longi- tud 40 a 45 cm, brazos
61 a 65, cola 18 a 19. La hembra
es mucho más pequeña. Vive
en los bosques y jarales; alimén- tase de bayas e insectos, y daña, lo mismo que los arrenda-
jos y turpiales, los sembrados; asócianse en colonias y hacen 30
ó 40 nidos en un árbol, sacando uno o dos hijuelos cada hembra. Despiden a veces un olor fuerte y desagradable. CONOTO. Voz caribe, de
que se conocen las formas siguien- tes: car: konóto,
jianácoto, y trio kenoto, caliña konowto, arecuna konótou. En guaraní yapú, es
decir, embustero. Ref. Cod., 192.
* CONÚCO. Sementera, labranza. –«Esta labranza en len-
guaje de los indios desta
isla se llama conuco,
la penúltima luenga» (Cast., V, 307).
Dice Humboldt que es una «cabaña
cercada de tierras cultivadas».
(Viaje, VII,
23); pero en gene- ral
la idea dominante son éstas,
y no aquélla. Voz taína.
CONUQUÉRO.
El que funda o labra un conuco.
–«Se- guían siempre – –bien de cerca,
para no perderlos de vista, conuqueros pálidos de rabia.» (Cabrera M., La guerra,
177). ||– Adjetivado, que es su sentido usual, aplícase al animal salvaje o doméstico que obstinadamente acostum- bra entrarse
a merodear en los plantíos cercados.–«La lei de llano habla expresamente de las reses conuqueras.»–«Soi un pájaro en el aire, | soi un pato en el estero;
| y entre mu- chachas bonitas | soi un loro
conuquero.» (Copla popular en Ovalles, El llanero, 153). ||–Cosa relativa
o concernien- te a un conuco.–«De su cintura y atado con una cabuya
de moriche, colgaba un machete conuquero afilado hasta la rabisa.» (Cabrera M., La guerra, 52).
–«Las tercerolas, car- gadas de
guáimaros junto a los
machetes conuqueros, afila- dos premeditadamente por Braulio y su mujer.» (J. Santaella, Algo criollo).
* COPÁIBA. Copaifera officinalis. CURRUCÁI.
Del tupi
kopa-iba, y el
guaraní kopay, lo mismo. Voz de uso
literario.
* COPÁL. Resina proveniente del
COROBORE o ALGARRO- BO. Hállase
con frecuencia en estado fósil, bajo la forma de pedazos
más o menos grandes.
–«Con este engaño creían los simples hombres cuanto su dios
les decía; al cual
honraban mucho más que los otros, con sahumerios muy buenos, he- chos
como pibetes o de copal, que es como incienso.» (Góm., Méx., 15; ver
también el cap. 232). Del
náhuatl ko- palli,
que es la goma del kopalquahuitl
de los aztecas,
o sea la Hymenaea verrucosa. El ALGARROBO de Venezuela
es la
H. courbaril; pero acá no
se da nombre particular a esta re- sina, que no tiene aplicación especial en el país. La voz copal corre sólo entre boticarios, ebanistas y carpinteros para apli-
carla a un conocido barniz.
*
COPÉI. Nombre dado a varias especies de Clúsia, fam.
de las Gutíferas, por ej. C. rosea, C.
alba, C. insignis, C. nemorosa, etcétera. La C. rosea, que es una de las más co- munes,
es un árbol bastante copado y ramoso,
alto de 25 a 30 pies, que a menudo nace parasíticamente en árboles más altos,
descolgando entonces sus raíces, que con el tiempo se vuelven
troncos. Hojas rígidas, trasovadas, lustrosas por arriba, flores de un rosado más o menos pálido, con 6 pé- talos u 8; fruto
globoso, de 20 líneas de diámetro, que pro-
duce, ya seco, una resina negruzca o negra del propio nombre. –«Hay otro árbol en esta Ysla que los indios della llamaban
cupey, la penúltima sílaba luenga.»
(Cas., V, 327). –«En aquellos primeros tiempos de conquista desta y
otras islas hazian
los chripstianos naypes de las hojas
del copey– – y en estas hojas debuxaban
los reyes y caballeros e sotas e puntos.» (Ov., I, 302). Voz taína. En siusí llaman kupí a la C. nemorosa,
según Koch-Grünberg. D. t. CUPÉI
(así se pronuncia en Puerto Rico: en
Cuba Copéi, como aquí). Geog. Ref.
Cod., 108. Sin. Tampaco.
COPÓRO. Plecóstomus sp. Pez pequeño de
cuerpo com- primido; rictura
bucal delantera, circular, retráctil; dientes aterciopelados en torno a los labios; aleta membranosa
dor- sal cerca de la cola. Color pardo oscuro por encima, con lis- tas verticales, laterales, de un pardo azulado
claro; vientre blanco.
Pectorales con 12 radios, ventrales 9, anal de 9 a 11, dorsal
11. Largo, 2-40 cm. Cuando joven, llámanlo CHERÉCO en Aragua. Semejante al BOCÓN y sobre todo al BOCACHICO, es sin embargo más chico que el primero y de boca muy estre- cha. Su carne es agradable, pero bastante espinosa. Abunda
en el Orinoco, Apure, Guárico y otros ríos del Llano.
COQUINO. Solanum meridense. Bitter & Pittier. «Planta toda ella cubierta de vello estrellado y herrumbroso, flores moradas
y bayas negras rodeadas de cáliz persistente.» Andes de Mérida. (Pittier, Manual, p. 191).
COQUITO. Gorgojo. Diminutivo de coco (en
la acepción de escarabajo,
etc). ||–«Pequeñísimo insecto, sumamente dañino, cuyas principales víctimas
son el ganado mular y el caballar.»
(Pic., 85). Es sin duda el insecto
que con igual
nombre describe Gumilla (o. c., II, 195) como sinónimo del betoye sumí, es decir, el rouget de
los franceses y el colo- radito del Bajo Llano. ||–Cyperus esculentus. Chufa. Planta herbácea
que se cría en lugares
húmedos y cálidos.
Raíz fi- brosa, culmo triangular; hojas triseriales, largas, estrechas,
cortantes; espiga multiflora, flores bisexuales, cariópside crustáceo. Su nombre alude al tuberculillo
comestible que echa en las raíces, parecido en
el sabor al COCO (Cocos nu- cifera). Cf.
COROCILLO. ||
NO LE PICA COQUITOS se dice
de un asunto que está definitiva
y favorablemente resuelto.
–«Sólo
un hombre permanece firme en sus puestos–
– No le entra ni coquito, porque
este virtuoso mortal sabe mucho.» (Tosta
G., El poder civil, 165).
CORALÍBE. Especie de Bignoniácea. Véase CURARÍRE.
CORÓBA. Jessenia polycarpa. Palmera de Guayana, ma- derable, del aspecto del albarico. Su fruto es comestible, y aún fabrican de él pan, a lo que dicen. –«(Corova), fruta muy dulze y pequeña como
avellana.» (Carv., 368). D. t. CORÓIBA. Voz tamanaca. Reff. Gilii, I, 170; 119. Sin. Unamo.
COROBERO. Cyanocorax violaceus.
Véase Piarra.
COROBÓRE.
Hymenaea courbaril. ALGARROBO. ¿Es
se- mejanza casual del árabe jarrub, el hebreo
karebáh, y sus equivalentes y derivados
en varias lenguas romanas,
con la significación de la algarroba del viejo mundo? Separando
de corobore
el sufijo re de los nombres caribes, queda la raíz trilítera
enunciada. El algarrobo llámase en car. shimíri, en arec. tsimeri,
en gal. kurbaril. Esta
última sinonimia es la más afín de COROBORE.
COROCÍLLO. Bactris corocilla. Pequeña palmera con ta- llos de 11/2 m de largo, de hojas
bífidas o enteras y peque- ños frutos rojos. Crece en las vertientes septentrionales de la
Cordillera de la Costa, por ej. cerca de Campanero, al sur de Puerto
Cabello, donde la han encontrado Appun y Jahn. También llaman COROCILLO otra palma pequeña del género Desmoncus.
||–CYPERUS sp.
Plantas herbáceas en cuya raíz se encuentra un tuberculillo que recuerda
el fruto del CORO- ZO. Se citan por los botánicos
el C. hydra y el C. rotundus. La raíz de este último es medicinal. Ref. Ben., Nº 34.
COROCÍTO. Diminutivo de COROZO. Geog. ||–Cocos ori- nocensis. Hermosa palmera
del Alto Orinoco.
En los gran- des raudales tiene de 4 a 10 m de alto; pero en las selvas
vecinas alcanza hasta 15 y 20 m. Tallo anillado,
inerme, liso, grueso a lo más de 15 cm, adelgazándose hacia arriba; ho- jas
irregularmente pinadas, largas de 2 m; pecíolos de 60 cm con vaina corta; hojuelas
en número de 70 a 80 pares,
puntiagudas, largas de 50 a 60 cm; espádices
axilares, con dos espatas; fruto del grosor de un huevo de paloma, gris amarillento, con un
mesocarpio comestible.
COROCÓRA. Cicada grossa. COCA, arriba.
COROCÓRO. Ibis melanopis. Ave zancuda, de pico en- corvado, común en los ríos de los
Llanos. Su cara es ne- gruzca, la piel, debajo del pico plegada y péndula;
pecho con una zona cenicienta; su librea muda sucesivamente de color con la edad, siendo primero blanca, luego negra, y por último
de un rojo escarlata. Canta imitando la palabra coró repetida. Dase el mismo
nombre al Tantalus (Harpiprion) cayennensis, y al Phimosus nudifrons, de la misma
fami- lia, ambos del
Orinoco medio. Voz de origen
caribe, citada por Gilii. (Ensayo, I, 227): en mac. korrokorro, en bacaíri korokóro, en
jianácoto kologoló-kane, etcétera. En tupi ku- rukaka o korikaka. Cf. COCO, arriba. Sin. CUCLILLO, en el Zulia,
que parece diminutivo de COCO. ||–Varias
especies de Haemulon, familia de los Esciénidos, se conocen
con el mismo nombre de COROCORO en las costas
de Venezuela,
v.g. el H. formosum y el H. caudimaculatum. Son peces de
cuerpo oblongo, cubierto de grandes escamas; labios carno- sos, lengua libre,
delgada, lisa, cola ahorquillada. El nom- bre vulgar
alude a las sendas manchas
de un rojo sanguíneo
que se observan en las comisuras labiales
del animal. Voz tupi. Corocoro nombran en el Brasil el Pristipoma coro, pez
que nombramos nosotros RONCADOR, mientras
que el ron-
cador del Brasil es la Rhinelepis
aspera.
COROCORO
COLORADO.
Tantalus (Endocimus) ru- ber. Ibídidas. Ave zancuda de ese color, que habita en el
Orinoco medio y en el Delta.
COROPÁCO.
Capsicum sp. AJÍ CARIBE.
Voz us. en el Alto Llano.
CORORIÓCHO. Árbol maderable indeterminado. Ref. Cod., 119.
COROTÁDA,
COROTAJE. Multitud de objetos,
ense- res, artículos comerciales, utensilios.
*
CORÓTO. Escudilla labrada del fruto del TOTUMO. ||–De un modo general significa trasto, cachivache; y pluraliza- do, menaje, caudal,
alhajas; y en fin, un objeto
cualquiera, cuyo nombre no existe o no se sabe. Ejemplo: Esa muela
es un coroto (escudilla): está muy
cariada. –Qué coroto (objeto) es ése? –Mude usted sus corotos (muebles). –Un coroto (una especie) de
levita era lo que llevaba puesto.
–«Valga cien (pesos) el coroto o valga cuatro y medio,
siempre es un cariñoso agasajo
que no merece burla.» (Ja- bino, Verrugas y lunares, 11). –«Toño, pon los corotos en ese
repecho, tras el rancho, y los burros
entre esas piedras.
¡Too er
mundo a pié!» (B. Vallenilla L., Guerra y fiebre).
–«El confitero se
fué y se llevó todos sus COROTOS de ha- cer dulce.»
(Pic., 86), || ADIÓS COROTO! Interjección de sor- presa o extrañeza:
¡toma!, ¡calla! –«Las sirenas son unas mujeres
muy bonitas que viven en
el fondo del mar.
–Adiós
coroto! Si en el fondo del mar no vive gente. Se ahogarían.» (R. Gallegos, La fruta del cercado ajeno).
D. t.
¡Adiós corotos!
El coroto no es del amo, sino del que lo ne- cesita. Máxima
que exagera las razones de fuerza mayor.
«Aquí en el Llano el coroto
no es del amo sino del que lo
necesita.» (Cabrera M., El reflejo de los
remansos azu- les!…) Cf. PEROL, en Glos. del Bajo Español.
COROZÁL. Lugar
poblado de COROZOS. Geog.
COROZALITO. Diminutivo
de COROZAL y voz geográfica.
COROZO.
Acrocomia sclerocarpa y A.
lassiospatha. La 1ª especie es una palmera
cuyo tronco tiene de 6 a 9 m. de
altura, inflado en la base y armado de fuertes espinas ne- gras; hojas pinadas,
con hojuelas lineares, angostas, pun-
tiagudas; espata cubierta
de espinas negras;
drupa globular de 35 a 40 mm de diámetro.
La 2ª especie se distingue
en el tronco, cuyo inflamiento está a media altura,
y en la espa- ta inerme o poco espinosa.
Ambas especies son comunes en el Llano,
sobre todo la 2ª. Su fruto es comestible y lo ape- tece el ganado. –«Entre la multitud de especies varias de pal- mas,
que producen aquellos terrenos, crece una llamada Corozo.» (Gum., II, 283; 2ª ed).
–«¡Con qué entusiasmo
ilu- minaban los vecinos
los adornados frentes de sus casas, con lamparitas hechas de conchas de naranja y aceite de corozo!» (Picón F., Fidelia, 79). Reff. Tauste, p. 18; Caul.,
I, 3; Ben., Nº
33. || SUBIRSE A
UN COROZO: realizar una proeza, poner una pica
en Flandes. –«Yo me decía
que con igual habilidad te subirías
al... corozo; o digo, al Olimpo de la gloria.»
(Cabrera M., La guerra, 306). ||–Bactris major y B. spinosa.
Especie de palmeras. La 1ª no tiene generalmente más de 4 a 5 m de alto, hojas regularmente pinadas, hojuelas largas y angostas y frutos aovados, lisos, de un color rojo
verdoso, y con un diámetro de cerca de 4 cm. ||–Martinezia caryotaefolia. Palma de tronco
cilíndrico cubierto de numerosas espinas,
alto de 5 a 6 m; penacho
formado por escasas hojas pinadas
con pecíolo y raquis espinoso y hojuelas
cuneiformes, roídas en el extremo.
Región del Orinoco.
||–COLORADO. Elaeis
me- lanococca. Palmera
de tronco grueso, corto, en parte echado
sobre el suelo,
débilmente arraigado; hojas pinatisectas, lar-
gas de 7 m. Su tronco se conserva bien en el agua.
CORÚBA. Attalea speciosa, CURÚBA, abajo. Zulia.
COSÓIBA.
Palmera semejante al ALBARICO,
de fruto re- dondo, amarillo, comestible. Guayana.
COTÁRA. Rallus chiricote. CHIRICÓA. –«La cotara
y la pavita, aves que habitan en los lugares húmedos y
panta- nosos, anuncian siempre
el tiempo de lluvias.» (A. Rojas, Un
libro en prosa, 219). –«Bajo aquel cielo encapotado, pasaron
hacia las represas dos chillonas bandadas de cotaras
y de gallinetas.» (Cabrera M., Mimí,
154). Us. en el Llano. Sin. cóitora. Cum. koktere, arec. kótchika. Cf. el manao guhtera y
el baré ghusára=Gallinula plumbea.
COTÉJO.
Phecadactylus rapicaudus. TUQUÉQUE.– «El cotejo es de – –color amarillo
con rayas negras y una lon- gitudinal blanca sobre el espinazo,
el vientre blanco con las patas largas. Son nocturnos, comen
insectos y andan por las paredes.» (Cod., 217).
* COTÍZA. Abarca,
albarca, sandalia de cuero sin curtir.
–«El cuero (de la res) es tan útil como la grasa, y su uso tan extenso como el de esta: – –las cotizas,
calzado de nuestros caminantes
de a pié – –todo esto sale del
cuero.» (Díaz, II, 34). Sin. cotisa. Caul., IV, 6. Del ch. kotiz, que Tauste traduce así. Es el cactli de
los mexicanos y el caite de los costarri-
censes. ||UN RESBALÓN DE COTIZA: un desliz,
un error. –«Se
cayó la Magdalena, | la misma Virgen
María, | Todas las mujeres tienen
| su resbalón de cotiza.»
(Trova popular; en Ovalles, El llanero, 168).
* COTO. Bocio, papera. Del quichua koto o ccoto, lo mismo.
COTOPERÍS. Talisia (Melicocca) oliviformis. Sapindácea. Árbol frutal de copa esferoidal y follaje espeso, perenne;
ho- jas paripinadas, con 2 pares
de hojuelas pecioladas, opues- tas, elíptico-puntiagudas,
integérrimas, reticulado-venosas,
coriáceas, lampiñas;
flores pequeñas, blancas; fruto elíptico-
mucronado, con el estilo persistente, largo de 9 líneas; semilla aovado-elíptica. Es vegetal
muy a propósito para decorar parques
y jardines. Su fruto es agradable y a él se
aplica igualmente el nombre del árbol. –«Otra fructa
hay en la isla Margarita que se llama cutipris
que sabe a uvas mos- cateles, e es tamaña como las uvas gruessas que en el reyno
de Toledo llaman jahenes. Esta fructa tiene
un cuesco pe- queño e enzima de todo un hollejo; e no hazen daño, aunque coman mucho desta fructa.» (Ov., I, 327). –«Cotuprizes, fruta amarilla, redonda, como un huevo
de paloma y agridulze.» (Carv., 367). Car. kotoperire,
cum. kotoprich (según Ruiz
Blanco, kuspirítu, según Caulín); ch. cutipirich. Cotuprís (Cast. 1 Eleg. XIV, c. 1º). Kotuprix era el nombre de un caci- que de las riberas del Unare (Cast. 1 Eleg. XI, c. 6º). En estas formas antiguas hallamos la razón de que hoy se use también COTOPRÍS (Cod. 99). Lo
corriente es COTOPERÍS (Cod.,
116; Díaz, II, 264). ||–Myrtus
erythroxyloides. Árbol de hojas opuestas, pecioladas, elípticas, emarginadas,
enterísimas, re- ticuladas, coriáceas,
lampiñas, lustrosas; flores axilares o ter- minales, aromáticas; cáliz partido en 4 ó 5 divisiones; pétalos 4 ó 5, aovados,
cóncavos, fimbriados; estambres numerosos,
dos veces más largos que la corola; estilo único. Cumaná.
COTÚA. Plotus anhinga.
Ave palmípeda de pico más lar- go que la cabeza; pescuezo delgado,
alargado; cola gran- de, ancha, insólita en las aves acuáticas; color casi negro.
Vuela muy alto, nada y trepa a perfección, anda mal en el
suelo; bucea para pescar y nidifica en los árboles.
Su carne no es buena. Vive en
bandadas cerca de los grandes ríos.
–«Podrían mirarse – –las garzas y las
cotúas, nadando en la turbia
aguada.» (Cabrera M., La guerra, 343). D. t. CODÚA. Sin. agujeta, en
Guayana. Del tam. y cum. kutúa. En el
Brasil existen también nombres indígenas de
la misma for- ma, v.g. tecuna cotúa; manáo ghata; omagua ghatúa, etcéte- ra,
que corresponden a las especies Colymbus
ludovicianus y Sula brasiliensis. Ref. Cod., 203. ||–Cairina moschata. Ave palmípeda de color negro.
Anda apareada, y es arisca,
tos- ca y pesada
para andar. El macho tiene una gran carúncu- la sobre el pico, y un anillo descarnado alrededor de cada ojo.
Produce un sonido agudo al volar. Sin. CUERVO AGUJA, en el Zulia.
COTÚA ZAMURA. Phalacrocorax vigua. Sin. Cotúa negra.
COYÓPA. Cuchilla
corva por su parte plana, destinada a raer por dentro
superficies cóncavas,
como el fruto del TO- TUMO y cosas análogas.
Us. en el Bajo Llano.
CREMÓN. Thespesia populnea. Malváceas. Árbol de 45
a 50
pies de alto, y por lo común de 20 a 25; hojas acora-
zonadas, deltoideas, largamente pecioladas, lustrosas; flo- res
de un amarillo pálido, teñidas a veces de purpúreo, cortamente pediceladas; fruto globoso con semillas trígo-
no-obovales, estriadas;
cortada al través la cápsula verde, pero ya llegada a su tamaño (dice Grosourdy) deja salir una especie de leche amarilla
que en las cápsulas secas se con- creta en una sustancia prieta que nos ha parecido
resinosa.
Madera blanda susceptible de pulimento y sin aplicación. Sus hojas son
medicinales. D.t. CLEMÓN.
Sin. PUNTADA DE
CABEZA.
CUÁ. Serpiente. Us. en Mérida.
CUAGUÁRO.
Árbol de madera amarilla o de un
rojizo jaspeado, tal cual nodosa, compacta, astillosa. Haylo en el E. Falcón.
*
CUÁIMA. Serpiente de 1 m más o menos
de largo, man- chada por encima.
Es en extremo ponzoñosa, y sobremanera ágil cuando
se irrita. Como otras especies
análogas, caza por la noche.
Habita en la Guayana. «Su tamaño alcanza hasta tres
varas, es de piel leonada
con pintas blancas,
cola de color más vivo que termina en una especie
de uña delgada; la ca- beza es chata como la del sapo, colmillos agudos, delgados, canalizados como aguja de inyectar y del tamaño
de una pul-
gada poco más o menos.
Es un reptil muy pesado, que duran-
te el día está sumido
en profundo sueño.»
(V. V. Maldonado,
Estado
Bolívar, 147). Voz
chaima. ||SER UNA
CUAIMA: ser per- sona enérgica, aguda, temible en cualquier respecto.
*
CUÁSIA. Quassia amara. Simarubáceas. Árbol medi- cinal bien conocido en la materia
médica. Voz tomada de Quassy,
nombre del negro que hizo conocer las propieda-
des curativas del leño. Sin. Palo Isidoro, en el Zulia.
CUBA. Hija menor. Ref., Maldonado, Tierra
nuestra, p.
185. Cuba
en Bogotá
es entre todos los hermanos
el menor; pero cuhuba, en
muisca, se aplicaba
particularmente al herma- no menor (el cadet) o a la hermana menor respecto del her-
mano o hermana. Us. en el Tách. Sin. Bordona. Véase Bordón en Glos. del Bajo Esp., I.
CUBÁRRO.
Bactris cubaro. Pequeña palmera espinosa, del aspecto del albarico, común en el Bajo Llano, v.g. en
la selva de Turén y en los bosques que
atraviesa el río Portuguesa. Su fruto es comestible. –«Subarros, fruta mo- rada y agridulze.» (Carv., 367). –«Otras palmitas
algo más altas (que los Mararabes),
y muy llenas de espinas, dan otros racimos de mayor tamaño, y su fruta
es agridulce, y muy
sana, se llama Cubarros.» (Gum., I, 297; 2ª ed). D. t.
CUBARO. (Cod., 119), forma preferible,
pero menos usada. Ref. Gum., I, 262. ||–En Margarita significa flauta esta voz.
CUBÍRO.
Saurofagus sulfuratus. Pájaro de lomo pardo aceitunado, frente, cejas, garganta y cuello blancos, coro- nilla, pecho, vientre, rabadilla y nalgas de un
amarillo de azufre; resto de la cabeza, mejillas, y raya que corre del pico al ojo de un tinte negro.
Cobijas superiores, remeras y
timoneras orilladas de un rojo herrumbroso. Largo 28 cm, brazas 14.
Es pájaro alegre y madrugador que frecuenta las casas y
poblados, donde caza insectos por
los techos y per- sigue
al vuelo y picotea a las aves de
rapiña. Suele soportar
la cautividad. Hay otras especies, v.g. el S. rufi pennis del Orinoco. Sin. Cristofué.
En la Arg. Venteveo.
Los franceses,
a causa de su canto,
lo denominan Qu’est-ce
qu’il dit? Geog.
CUCÁI. Vasija rústica
hecha de una calabaza alargada que se cría en los Andes. Cortado
de través uno de los extremos
del fruto correspondiente al pezón, se forma la tapa, que se afianza como la de un incensario. Se la emplea
para guar- dar salsa y otros comestibles. Ref. Pic., 95.
CUCAMBÉ. Escondite (juego de niños). –«Uno de los más grandes artistas de la prosa hizo célebre la palabra cucambé, que ha entrado a formar parte del léxico de criollismo al uso para denotar nuestras
grescas literarias.» (J. J. Churión, Carta a un provinciano).
CUCANÁ. Duranta sp. Verbenáceas. «Arbolillo espinoso
que
echa una frutilla amarilla parecida al garbanzo, por lo que en
Mérida se llama garbancillo. Se siembra en hileras para servir de cerca a los
fundos, porque trama mucho y la espi- na es terrible.»
(T. Febres C., Historia
de los Andes, I, p. 123).
D. t. Cúcamo en el
Tách.
CUCÚBA. Banano tajado en láminas delgadas y secado al sol, para conservarlo en la estación seca. Llanos de Barinas.
|| –Pan hecho con CUCÚBA. «En tiempo de la cosecha (del plátano), estando
en sazón, verde, se seca al sol, sin la corte-
za, para en la época de la escasez
sacar una harina,
que con el aditamento de huevos y melaza
fabricar un pan que de- nominan
cucúba, muy apreciado y sustancioso.»
Juan J. Canales (Barinas). Gilii
describe su elaboración entre los antiguos
tamanacos, que lo llamaban tokoró.
Según Alcedo,
cucúma
era en Tame una
suerte de pan análoga. Es eviden- temente la misma voz.
CUCÚI. Ver
cocúi, arriba.
CUCUÍZA.
Ver cocuiza,
arriba.
CUCURITO. Maximiliana regia. Palmera cuyo tronco de
hasta 30 m, es cilíndrico, inerme, anillado; hojas pinadas de hasta 11 m, dispuestas en espiral, con hojuelas agrupa- das bajo diferentes ángulos,
lo cual da a la hoja en conjun-
to, según Im Thurn, el aspecto de una rizada pluma de avestruz;
fruta comestible. Crece en el Caroní, en el Alto Orinoco y otros puntos
de Guayana. «Probablemente, dice Im Thurn, la más usada de todas las palmeras
de Guayana, después del moriche,
es el cururito.» (Timitri,
p. 274, vol.
III, pte. 2ª). Reff. Cod., 119; Gros.,
II, 379. D. t. COCURÍTO
(Cod., 116) y COCORÍTO. En aruaco kókuliti o kokerite.
Cf.
CUQUIRÍTA.
–«Tus palabras me saben a cucurito.» (Gorro-
chotegui, Aramare, V).
*
CUCÚYO. Ver COCUYO, arriba.
CÚCHICÚCHI.
Cercoleptes caudivolvulus. Úrsidos. Carnicero plantígrado, de cuerpo prolongado,
cabeza re- dondeada, ojos grandes,
orejas pequeñas, lengua
alargada y protáctil; patas cortas con 5 dedos reunidos
hasta la mitad de
su largo, uñas fuertes, plantas desnudas; cola prensil. Pelaje largo,
espeso, algo crespo,
suave, lustroso. Cuerpo amarillento claro, con ciertos
matices en los costados y lo- mo, pardo rojo por debajo y más claro en el vientre;
una faja oscura
corre por el espinazo
y otra parda rojiza
por el vien- tre; piernas
pardas oscuras por fuera; cola parda en su mi- tad
anterior, negra en la posterior. Mide más de 90 cm de largo (incluyendo 47 de la cola) y 17 de alto. Es de hábitos nocturnos;
albérgase en las palmeras y otros árboles, donde pasa el día durmiendo, y de ellos
baja de cabeza;
es ágil y domesticable. Aliméntase de pequeños mamíferos, pája- ros,
huevos, insectos, larvas, frutas, en especial bananos; es goloso por la miel, y por esto llámanle OSO MELERO. D.
t. en Occidente CÚICÚI,
CUCÚI y aun TÚITUI. Cierta seme-
janza con el CUSICUSI en conformación
y hábitos indica que la voz debe proceder de una raíz común o afín. Gumilla pa- rece confundir
estos dos animales, según se ve, en la des-
cripción que sigue: «El Cusicusi es
de tamaño de un gato: no tiene cola, y su lana es tan suave, como la del Castor; todo el día duermen,
y de noche andan ligeramente de rama en rama, buscando paxaritos
y sabandijas, de que se man-
tienen. Es animalejo de suyo manso; y traído a las casas, no se huye, ni de día se menea de su lugar;
pero toda la no- che anda trasteando la casa, y metiendo el dedo, y después
la lengua (que es larga, y sutil) en todos
los agujeros;
y quando llega a la cama de su amo, hace lo mismo con las ventanas de las narices;
y si le halla la boca abierta
hace la misma diligencia: por
lo qual no hay quien quiera seme- jante animal
en su casa.» (Gum., I, 299; 2ª ed.).
Sin. MANA- VÍRE. Dice Caulín que
ipéte, que era su nombre en cabre,
«quiere decir el viejo, por la similitud que tiene con los an- cianos en su espaciosa, y menos recta ambulación.» (Hist., I, 7). En el Ecuador llaman cuchuche al GUÁCHE, q. v. Bivana, Ov. II, 260.
CUCHIVÁNO. Acacia sp. Árbol de Cumaná. D.t. CUQUI- VANO. (?)
CUCHÚBO. Véase CUCHÚGOS.
CUCHÚGOS. Alforjas, bolsones para viajeros. Pic., 95.
D. t. CUCHUBO.
U. t. en Col.
CUESCO. Bactris cuesco. Especie de palmera.
CUÍBA.
Oxalis tuberosa. Geraniáceas. Planta de Chile, de tallo herbáceo, ramoso;
hojas ternadas y hojuelas ao- vadas,
pedúnculos umbelíferos. Su raíz es tuberosa y comes- tible. Cultívase en la Cordillera. Escríbese asimismo CUIVA. Sin. OCA.
CUÍCA. Cercidium viride. YABO, BREA.
CÚICÚI. Cercoleptes
caudivolvulus. CÚCHICÚCHI. Voz usada en
Portuguesa y los Andes.
* CUJÍ. Acacia macracanttha. Leguminosas. Árbol muy co- mún
en el país. Crece gregario en los terrenos más
áridos de la zona cálida, por ejemplo en los estados Lara y Falcón,
proveyendo de alimento a los animales
con sus legumbres. Madera muy
sólida, aunque torcida. El del Zulia y quizá de toda la zona costanera es el Prosopio juliflora. –«Ya- cían, entre
amapolas y cujíes,
pesados monumentos sepul-
crales, cubiertos de veredoyo y cundiamores.» (Cabrera M., La guerra, 343). –«Algunas
aves, extraviadas en el ce- menterio, entre
las copas de los cipreses
y cujíes, cantaban sobre las tumbas.» (Díaz R., Ídolos rotos, 251). Ref. Cod.,
96. ||–AROMA.
Acacia farnesiana. Leguminosas. Arbolillo frondoso, de ramitas y ráquises alampiñados; hojas con 4, 8 y aun 2 pares de pínulas, éstas de 10
a 20 pares de ho- juelas diminutas; raquis
con una glándula escutiforme cer- ca
de la base; espinas estipujares cerdosas; cabezuelas florales amarillas,
globosas, casciculadas, fragantes (olor
de aroma); legumbre lampiña, estriada. El tronco
de este árbol es de poco grosor y nada recto; su madera sólida,
du- ra, pesada;
peso esp. 1,12.
–«Según parece,
este nombre se da en Venezuela
a dos especies distintas de Acacia, la una indígena y de mayor porte,
la otra creciendo en toda la zo- na
tropical y raras veces pasando del tamaño de un mero arbustillo. El nombre de aromo debería reservarse para la última especie, que es Acacia farnesiana. Por lo demás, la nomenclatura de los cujíes queda aun muy enredada.» (H. Pittier, Nota Ms). CUJÍ DE
AROMA. Cod., 119. D. t. ARO- MO. Ref. Gros, II, 362. ||–BLANCO.
Mimosa sp. Tronco ci- líndrico, gris
cinereo, inerme; hojas con 14 a 16 pares de pínulas;
raquis acanalado con una glándula umbilicada cer- ca de la base;
pínulas con unos 25 pares
de hojuelas; cabe- zuelas pedunculadas, axilares,
amarillas; ovario oblongo, verdoso.
Guárico. ||–CABRERO. Mimosa cabrero. Especie así llamada
por servir de pasto a las cabras sin duda. Sinn.
CUJÍ DE CABRA, en el Guárico (?), CAUDERO. ||–HEDIONDO. Acacia
foetida. MAPURITE, UBEDA, abajo. Nombres vulga- res debido al olor desagradable que exhala la madera hen-
dida. Ésta se aprovecha
para leña, que arde muy bien. ||–NE-
GRO. Hojuelas más largas que
las del cují blanco. Madera muy sólida; casi toda la superficie que ofrece el corte tras- versal lo ocupa el corazón, que es de un negro rojizo. Guá- rico. ||–YATEQUE.
Prosopis
cumanensis. YAQUE. ||–Acacia sp. (?) Especie
de cují de tronco
agrietado, oscuro, hojas con 1 a
2 pares de pínulas, perpendiculares al raquis, cada una con 18 pares de hojuelas
y una glándula entre cada par sobre el raquis;
racimos con flores sentadas; involucros amarillentos con 5 divisiones; legumbres de 5 a 6 pulgadas
encorvada, con unas 24 semillas. Costa de Barcelona.
Al parecer, la misma especie anterior.
|| JUGAR CUJÍ: jugar dinero imaginario.
–«Desde aquel momento mis fondos estaban comprometidos e iba a tener que jugar cují.» (Cabrera M., Mimí, 144).
CUJIÁL. Sitio abundante en cujíes. Us. en el Guárico. D.t. CUJISAL.
CUJICITO. Dim. de Cují. Calliandra sp. Arbolillo de fo- llaje y ramificación escuetos y flores de color carmesí. Maracaibo. Geog.
CUJÍME. Árbol
indeterminado del Zulia.
* CUJISÁL. Ver CUJIÁL. –«(Se les
escapaban) hacia el
– –coquetón cementerio blanco y verde,
paramentado de rojo cuando florece
el cujisal sobre las tumbas.»
(Díaz R., Cuento gris). –«Semejan espejos perdidos
bajo el mezqui- no polvoriento follaje de los
bravíos cujizales.» (Cabrera M., Mimí, 15). Úsase
en Caracas y Occ. Voz geog.
CUMÁCA. Bombax ceyba. CÉYBA. Voz car. tam. y ch. Geog.
CUMACO. Especie de manga a modo de cebucán peque- ño, fabricada con materiales análogos a los de éste, que usan los naturales del Alto Orinoco para desgranar frijoles y otras legumbres.
CUMACO. Especie de manga a modo de cebucán peque- ño, fabricada con materiales análogos a los de éste, que usan los naturales del Alto Orinoco para desgranar frijoles y otras legumbres.
CUMÁN. Bebida
embriagante de los caribes. –«Los in- dios, que ya estaban dispuestos para la refriega y furiosos
con la fortaleza de las bebidas de chicha y cumán – –en breve rato hicieron
una cruel matanza.»
(Caul., II, 5).
CUMANÁ. Turnera ulmifolia. Turneráceas. Planta herbá- cea, de flores amarillas
y fruto cap000000sular, común
en las sabanas de Portuguesa, donde sin embargo no recibe aquel nombre vulgar. Ref. Pittier, 202.
CUMAPÁN. Especie de Arácea. Ver CAMAPÁN, CHAN-
GUANGO.
CUMARA.
Cierta ave del Bajo Orinoco. –«Un poco an- tes de llegar
a la ranchería, ví que encima de ella había una gran bolatería de unos paxaros, como Guaruacy, pero no eran Guaruacy. Yo pregunté a los que venían
conmigo, qué paxaros eran; y me dixeron, que aquellos
paxaros avisaban
quando venía gente, y por esto los llaman
Cumara, que quie- re decir:
gente viene.» Fr. M. de Cervera,
carta de 1789; en
Strickland, Documents
and Maps, etcétera.
CUMARÁGUA.
Especie de caracol de las costas
de Paraguaná.
CUMÁRE. Astrocaryum vulgare. Palmera del Orinoco, cu- ya altura rara vez pasa
de 20 m. Está armada en todas sus partes hasta en el borde de las hojuelas, de formidables espi-
nas; espádices interfoliáceos. Florece en enero. Sus hojas
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